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miércoles, 25 de septiembre de 2013

Bullying, más notable en la escuela primaria que en la secundaria

HACIA UN PROTOCOLO PARA VICTIMAS DE ABUSOS

diariouno ha publicado esta nota firmada por Gonzalo Ponce, ilustrando la vigencia del bullying en las instituciones educativas. Aquí enlace y reseña.

Bullying, más claro y violento en la primaria que en la secundaria

Así lo aseguran los especialistas en hostigamiento o acoso escolar. En los niveles educativos más bajos, los casos se detectan con facilidad y la intervención se concreta con mayor éxito.

Gonzalo Ponce
ponce.gonzalo@diariouno.net.ar


La palabra bullying se metió en nuestro idioma. Aparece en los títulos de los diarios, en los zócalos de los noticieros, en los videos de Youtube y en Google, con millones de resultados, por supuesto.

Los chicos en las escuelas dicen a tal le hicieron bullying o hagámosle bullying a tal. Hasta se podría castellanizar la palabra de tanto que se usa.

Los padres se horrorizan o se relajan cuando se enteran de algún caso. Algunos se desesperan al pensar que sus hijos podrían verse implicados. Otros, en cambio, creen que no se trata más que de una etapa de la vida escolar por la que todos alguna vez pasan, a veces como victimarios, a veces como víctimas.

La licenciada en psicología María Zysman, directora del equipo de diagnóstico, prevención e intervención de la organización Libres de bullying, estuvo esta semana en Mendoza para brindar dos conferencias y definió qué es el bullying.

“Es un comportamiento prolongado de insulto verbal, rechazo social, intimidación psicológica y/o agresión física de uno o varios niños hacia otro, que se convierte en blanco de reiterados ataques”, señaló.

Es decir que el maltrato debe ser frecuente, de un grupo a una sola persona y con niveles de agresividad importantes.

Luego enumeró una serie de acciones violentas que muchas veces se catalogan como bullying, pero no lo son. “Una pelea aislada en el patio de la escuela entre dos o más alumnos o que un chico no quiera ir al cumpleaños de otro no son casos de bullying”, aclaró. La especialista remarcó además que el bullying se da en las escuelas entre chicos que tienen 10 años o más. Antes no.

Sin embargo, el titular del Observatorio Internacional de Violencia Escolar, Alejandro Castro Santander, señaló que muchos expertos ven casos a edades más tempranas.

“Hay que estudiar cada situación, en la primaria los casos de bullying son más frecuentes, pero más visibles, lo que permite una intervención más temprana. También son más violentos. Un estudio español mostró que los niños de primaria producían siete veces más violencia física (golpes) que en los grupos adolescentes”, detalló.

“Pero en la secundaria el bullying es más difícil de detectar, existen códigos de silencio muy fuertes y el hostigamiento se sostiene mucho más en el tiempo”, agregó luego.

Zysman profundizó: “El bullying es sinónimo de hostigamiento y toda acción de bullying está basada en la discriminación, pero bullying y discriminación no son lo mismo. Para hablar de bullying hay que indagar en la intencionalidad de la conducta de los chicos, ver si hay un líder de un grupo intentando aislar a un compañero. Además, la intencionalidad debe perdurar en el tiempo”.

Los actores

En los casos de hostigamiento o acoso escolar existen un hostigador, un hostigado y un tercer partícipe que pocos tienen en cuenta: el grupo de espectadores que, explícita o implícitamente, apoya al hostigador. “Se ríen de los chistes en contra de la víctima o aceptan la agresividad física como algo normal, aunque no sean ellos los agresores”, precisan los especialistas.

Consecuencias

Si el maltrato en la escuela perdura, la víctima puede sufrir estados de ansiedad y caída de su autoestima, con trastornos que pueden llegar a ser graves en la adolescencia y edad adulta.

El hostigado puede fracasar en sus estudios primarios o secundarios, desarrollar una fobia escolar, conformar una personalidad insegura y presentar cuadros de depresión que pueden llevar incluso al suicidio.

El hostigador obtiene un mal aprendizaje de cómo lograr sus objetivos, consigue estatus ilegítimo en un grupo y establece muy mal sus vínculos sociales.

Los espectadores aceptan situaciones de injusticia, refuerzan posturas individualistas y egoístas, y se desensibilizan frente al dolor.

“Maltratamos y nos maltratan”

Los casos de bullying existen y son los mismos protagonistas los que lo cuentan con una naturalidad tal que evidencia el grado de inconsciencia de sus actos.

Tanto es así que cuando el periodista les pregunta si han visto alguna vez un caso de bullying, la respuesta es “le hemos hecho bullying a una compañera durante años y también nos ha tocado ser víctimas”.

Cuando se les consulta cómo llegaron a esas situaciones, sus respuestas coinciden casi exactamente con lo que los especialistas dicen: “Una vez llegó una alumna nueva que nos dijo que en su escuela anterior la hostigaban –el postulado teórico es que siempre se la agarran con el que es distinto o nuevo–. Al principio la maestra la integró, pero ella (la nueva) empezó a hablar mal de los demás. Entonces un compañero, que antes era la víctima del curso, la agarró de punto –otro postulado del bullying, la víctima que pasa a ser victimario para salvarse–”, contó un alumno de primer año secundario.

El caso elegido para este informe duró por lo menos dos años. “Le pusimos sobrenombre”, relató una chica del grupo (el de un roedor mendocino, en honor a la forma de su nariz). Luego armaron una página falsa en Facebook, la fotografiaron cuando dormía con la boca abierta en el viaje de egresados y, photoshop mediante, el lector se imaginará qué agregado digital pusieron cerca de los labios de la acosada para luego avergonzarla en internet –ciberbullying–.

Cierta vez le dieron una dirección falsa en un barrio de los llamados peligrosos “para juntarse a estudiar”.

“Pero ella se defendía, tenía sus amigas y respondía con insultos o golpes. Pero su mamá se metía y eso empeoraba todo. Un día llegó, nos señaló y le dijo ‘vos con estos pelotudos no te juntás más’”, expresaron.

La chica se cambió de escuela.

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