Mediados de mayo de 2010. Una noticia se difunde por radio y televisión, incluso los programas de opinión se ocupan de ella. Despierta interés en el público. Una escolar armó un sitio en Internet invitando a odiar a una condiscípula. Ambas tienen 10 años de edad.
El tema se expande, se lo presenta asociándolo a otra noticia, de enero de este año. A partir de otro sitio, en Tucumán, una usuaria convocó para atacar a una joven de 18 años, discriminándola por linda. Asaltada por varias mujeres, fue golpeada, herida y desfigurada. En su página Web había recibido amenazas. Les había dado el valor de bravuconadas que no irían más allá del universo virtual, no creyó que llegaran a concretarse.
En ambos sucesos otros usuarios de Internet les enviaron inmediatamente mensajes de aliento o formaron comunidades de apoyo.
Sorprenden los temas entrelazados. La invitación al odio hacia una niña, la discriminación de una joven por su belleza y el uso de la Web para esta finalidad.
Más allá de la efervescencia inmediata, el tema se agotó y ya no se trata en los medios públicos, está, sí, incorporado a otras formas de comunicación, foros, sitios, blogs. El ciberespacio facilita la convocatoria anónima y el ataque a quien está expuesto. Vehiculizar la discriminación se facilita.
La madre de la víctima, intentó comunicarse con un adulto responsable de la familia de la condiscípula de su hija. Ante la respuesta inesperadamente extemporánea, recurrió al INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo). Desde esta intervención se consiguió que Facebook levante este sitio de discriminación orientada a una persona.
La posibilidad de comunicación y participación, la libertad de expresión, de decir, de mostrar, que es la Web, por cierto valiosa herramienta para llevar la comunicación y compartir conocimientos a niveles sin precedentes en la historia de la humanidad, se emplea también para fomentar el odio y la discriminación. Vale preguntarse cual es su sentido. Quienquiera exponer miserias puede comenzar con las propias. No es vano esto. En las plazas públicas cercanas a las estaciones ferroviarias importantes, grupos religiosos se autoconvocan y sus feligreses confiesan sus faltas a viva voz. Luego de exponerse públicamente sienten su alivio. Pero para quien discrimina la búsqueda es distinta. En estos ejemplos de discriminación que vimos se expone, en el ciberespacio, a otro, elegido para víctima.
La discriminación es discriminación de lo diferente. Se discrimina por lindo, por feo, por flaco, por gordo, por bajo, por alto, por torpe, por inteligente, por estudioso, por indolente, por aplicado, por negligente, por enfermedad, por virtud, por ser distinto al grupo que maneja la segregación. Sin embargo, el alivio no llega para los discriminadores, ni accediendo a la virtualidad, ni concretando su ataque físico. Lo que se sabe, es que a medida que avanzan con sus exclusiones, su mundo se opaca y sus posibilidades menguan.
En cuanto a los padecimientos de las víctimas, el ataque físico a la joven tomó estado público y la niña confió sus angustias a su madre. Pero hay otras víctimas que no desahogan su pesar. N. Lukianowicz, M. D., dedicado al trabajo psicológico con niños maltratados, publicó en 1971, Battered Children, Niños maltratados. Dada su importancia, este trabajo fue citado en numerosas publicaciones ulteriores, hasta la fecha. Lukianowicz halló que durante el examen el niño maltratado es habitualmente apático, retraído, no habla, se lo ve cansado, triste y de mayor edad de la que tiene, puede presentar un aspecto desilusionado o su cara puede ser inexpresiva y exenta de emoción. A corto plazo, los efectos de los malos tratos en los niños son: síntomas de stress emocional, como enuresis y encopresis, diurnas o nocturnas, rechazo de los alimentos, vómitos, alteraciones del sueño y otros síntomas típicos, que por inusuales, que llaman la atención de los padres y adultos cercanos y sobre todo, en niños y adolescentes, son los cambios de apariencia y de conducta los que les alertan. Va aquí como guía para padres y otros interesados en la salud emocional y el bienestar de sus hijos y de otros niños y jóvenes.
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