DESPUES DEL DIA DE SAN VALENTIN
El día de San Valentín es el día de los enamorados Esta celebración se ha expandido globalizándose merced a la adhesión de quienes se pretenden o se seducen o se enamoran o coquetean. Se envían tarjetas, mensajes, saludos, se hacen regalos o los intercambian.
Y después del día de San Valentín la vida sigue para los enamorados. Para esa continuidad, veremos algunas noticias y comentarios que los medios dedicaron en esta ocasión al amor contemporáneo. Todos los periódicos, revistas, canales de televisión y radioemisoras se han ocupado del tema. Algunas de estas dedicaciones y mis libros SER UNO Pasión en relaciones comprometidas y CONSTRUCCION DEL AMOR Acerca de relaciones duraderas son hoy nuestras fuentes.
Según un estudio local, la mitad de los porteños no tiene pareja. En el resto del país los porcentajes de gente sola sobre la población general, son superiores a esta cifra. Más del 60% de los solteros tienen edades inferiores a los 34 años. O sea principalmente los más jóvenes están solos. Es que sus intereses prioritarios son completar su formación y luego crecer en su profesión. Aseveran que para tal propósito, una pareja ocupa dedicación, energías, tiempo y lugar que prefieren orientar hacia sus mentas principales. La pareja ha pasado a ser un tema secundario. Incluso para las mujeres, a partir de su inserción social y laboral. En el cambio de costumbres sociales, la mujer es más independiente del hombre y socialmente no se les carga con la presión de que necesita estar casada. En este estudio se encontró que quienes pertenecen a la clase media –esto apunta al supuesto de que tienen menos problemas de dinero para autosostenerse y menos necesidad de compartir gastos- ocupan el porcentaje mayor de solteros.
Cuando, después de asumir un proyecto laboral y de progresar económicamente, se privilegia la realidad de que se está solo, se ha detectado en este estudio que pesa en las decisiones de los solteros el interés de mantener sus gustos y consumos personales, satisfacciones que temen arriesgar en la vida en pareja. Paseos, viajes, deportes, libertades, ausencia de responsabilidades y de cuidados, y más tiempo para dedicarse a sí mismos sin interrupciones amorosas. Los vínculos amorosos duran menos tiempo, con menor compromiso mutuo y se vive con una mayor libertad de romper un vínculo que no es satisfactorio. Paralelamente la urgencia por tener hijos se ha ido demorando. Desde el último cuarto del siglo XX crece el número de parejas que tienen su primer hijo alrededor de sus 40 años.
En este panorama, crece el número de contactos vía web. Otra noticia de este día nos ilustra. Un estudio sobre relaciones a distancia que encuestó 400 personas informa que la mitad de ellos continuó una relación a pesar de la distancia con su pareja. El estudio concluye informado que el 71 % de estas relaciones no tuvieron finales felices.
Aquí acoto una leve diferencia de criterio. En estadísticas, un 29% de perseverancias felices es significativo. Y alienta a explorar más finamente esta realidad en estudios posteriores. Mas aún cuando en las demás relaciones, en que no existe tal distancia, la duración y finales felices no son más frecuentes que en estas.
Todos sabemos que es complicado sostener una relación a distancia. Va a contramano de lo que se espera de una relación, intimidad y contacto emocional, sentimental, corporal y sexual. Amar y ser amado es besos, caricias, abrazos, miradas y sexo. Contacto físico. Entonces ¿cuál es su sostén a la distancia? Vivimos pasos de una evolución. En una relación a distancia, el contacto pasa por palabras e imágenes. Chat, mensajes, fotografías, filmaciones, vía Web o telefónica. La dimensión de estos amores a distancia, transcurre por los carriles de los receptores sensoriales a distancia, vista y oído. Sin otro contacto corporal esta dimensión ocupa la totalidad del vínculo y el cuerpo no obstaculiza la relación con sus grandes tentaciones: sexo y pelea física. En la era de relaciones efímeras, sin un contexto de amor comprometido al punto de sembrar mutuos cuidados, proyectos, intereses y esfuerzos, las diferencias que surjan ocupan el lugar de ser irresolubles prontamente. Así, las relaciones no duran y se pasa a la próxima ilusión de amor.
Y en el fondo de su cueva mental, mas allá del escudo de sus dineros, sus tiempos, sus gustos, cada uno lucha solo con sus ideas fijas, sus alucinaciones, pues
Habrá un lugar
Un momento,
En que ni el tiempo
Ni la distancia
Detendrán tus fantasmas
En otras notas periodísticas nombran los fantasmas que más preocupan. Si es posible vivir en pareja sin infidelidades y si hay que contar todo.
¿Contar todo, no contar todo?, contar cuanto valga para que la relación funcione sobre bases sólidas. Ninguna relación se sostiene con mentiras ni prospera con ocultaciones.
En un mundo donde las relaciones amorosas están destinadas a la brevedad, la infidelidad se sufre, cuando menos, serial. Personalmente percibo que el próximo paso -más allá del desdimensionamiento de condenar una relación de amor a no durar más de dos o tres años con tal de no amenazar al propio narcisismo- serán las coincidencias en tramos de nuestros devenires. Algo nuevo, distinto y al estilo del mundo griego de la antigüedad. Coincidiremos en emprendimientos, aventuras, empresas. Compartiremos en pareja el tiempo que duren los riesgos comunes. El mundo de Ulises. Y tal vez, alguna vez, sin cantos de sirena, un amor perenne más allá del tiempo y la distancia. Penélope y Ulises.
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