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sábado, 6 de marzo de 2010

¿PUEDE SER PATOLÓGICO ESTAR ENAMORADO POR MÁS DE SEIS MESES?

¿PUEDE SER PATOLÓGICO ESTAR ENAMORADO POR MÁS DE SEIS MESES?

Hagop Akiskal, co-editor en jefe del Journal of Affective Disorders, afirma que estar enamorado es un estado cercano a la depresión o al desorden bipolar. En sus palabras
- Vivir en estado de encantamiento por más de seis meses puede ser patológico.
Entiende que el enamoramiento es un estado estrechamente cercano a desórdenes mentales tales como las ya mencionadas depresión y bipolaridad e incluso al TOC (trastorno obsesivo-compulsivo). En cuanto a este último cuadro, asevera que encontró niveles similares de serotonina (uno de los neurotransmisor del sistema nervioso) en enamorados y en pacientes afectados de trastorno obsesivo-compulsivo.
En DESAFÍO DE BIENESTAR Viviendo más allá del stress describo las reacciones fisiológicas y psíquicas del enamoramiento. En un 90% coinciden con las respuestas de stress. El ánimo que las despierta es diferente y les da distinto destino. Una diferencia fundamental apunta a cómo lo tomes y en este caso, a cómo redunde en tu vida.
En esta enunciación provocativa del renombrado psiquiatra hallamos algo más. La afirmación lanzada en el título de su nota lleva al lector especializado a otra pregunta, ¿cómo consideró Hagop Akiskal las enfermedades de idealización para conceptualizar su propuesta? No hace acercamientos al tema de la sanidad mental. Sus referencias no existen en cuanto a la cuestión que roza sutilmente: se desliza del enamoramiento al encantamiento y refiere éste a enfermedades mentales que de seguro no se desarrollan a partir de un amor a primera vista. Los enamoramientos inmediatos y totales, cuando alguien afirma
- encontré a la mujer de mi vida,
- encontré a mi príncipe azul
- es mi alma gemela,
- es el amor para siempre,
traen una gran cuota de esperanza renovadora. Y vale en ese momento. La prueba de fuego se dará cuando les toque superar contrariedades, enojos, crisis. En las ocasiones en que los enfrentamientos no se superan y se termina el amorío por la causa que sea, desde nimiedades hasta incompatibilidades irreconciliables, la brevedad abrupta lleva a preguntarse qué había como sostén en esas coincidencias plenas y desbordantes que encantaron un día. Ahí se abre un espectro que va desde padecer una soledad horrorosa a una enfermedad de idealización, lo que comúnmente se llama andar con el traje de bodas a cuestas, para ponérselo a quien brinde un tanto de atención y coincidencia oportuna cuando se estaba sufriendo desesperadamente. Parafraseando a Karen Horney en 1930,
- Con el amor, por enfermos que estemos, todos mejoramos.
El amor es más como la madreselva que como un roble, decía el abuelo. En una relación que perdura, por las mismas cosas que vamos viviendo nos enamoramos muchas veces de la misma pareja y esos sentimientos se entrelazan acrecentando sus fuerzas y se hacen tan imposibles de agotarse en las contingencias del porvenir.

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