CRECE EL NUMERO DE CONSULTAS POR CONTRACTURAS, PRINCIPALMENTE ENTRE LOS MÁS JÓVENES.
Espalda, cintura cadera, columna vertebral, nuca, cuello, cervicales, duelen cada vez más, informan traumatólogos, fisiatras y kinesiólogos.
Los especialistas encuentran que sus pacientes más jóvenes sufren contracturas debido a los excesos de sobreexigencia en los deportes, los adultos se ven afectados por falta de actividad física, los mayores presentan desgaste en articulaciones y hernias de disco. En todas las edades están presentes el stress, las malas posturas y los dolores.
Las contracturas de cuello y vértebras cervicales causan más inconvenientes pues alteran la circulación y el flujo de sangre hacia el cerebro, provocando mareos, dolores de cabeza, zumbido en oídos, visión nublada, decaimiento, opresión de pecho, taquicardia, disminución de la memoria, adormecimiento de las manos entre otros síntomas que suelen confundirse con otras patologías, pero que pueden tener su raíz en la falta de relajación muscular.
El dolor en el cuello y parte alta de la espalda suele deberse a contracturas por tensión y malas posturas, en la zona dorsal y baja las causas habituales son esfuerzos, malos movimientos y posturas incorrectas. En la parte superior de la espalda es frecuente que los músculos de la nuca o los que van hacia los hombros se tensen excesivamente por tensión, posturas inadecuadas y sobreexigencias de atención, como hacer actividades con la nuca tensa y la vista fija, como operar la PC o conducir un vehiculo durante muchas horas, o levantar peso valiéndose de los brazos como palancas, con los brazos extendidos como las personas cuando cargan las bolsas del supermercado o las mamás al alzar a sus bebes de la cuna. El sedentarismo y la laxitud de los músculos abdominales son grandes responsables de las dolencias lumbares.
Tono muscular, emociones y psiquismo expresan las mismas vivencias. La variabilidad de la postura da cuenta del nivel de tensión interna del paciente, cuanta más escasa es, más estresado está. El objetivo de su abordaje es estimular modificaciones esperadas pero adormecidas, aplicando para ello un conjunto de técnicas, como experiencias sensomotrices, verbalización de sus vivencias corporales, contacto con el propio cuerpo. Todas estas actividades conducen a mejorar la conciencia de sus necesidades corporales de espacio, tiempo y movimientos. Pese a los beneficios consecuentes en salud, se nota que el padecimiento de estresores crónicos tiende a fomentar la deserción de estos pacientes a tales prácticas saludables. La mayoría de los desertores –quienes se desaniman ante las exigencias crecientes de sus responsabilidades habituales que aprovechan su mejoría para sobreexigirlos- toma su decisión de abandono atribuyendo la demanda aumentada a presuntas fallas en el programa que requerirían más esfuerzos, en lugar de reconocer el agobio de las situaciones estresantes sobre su vida y elegir desde su bienestar, sabiendo y teniendo presente que cuerpo, mente y mundo son una unidad y reflejan la misma realidad.
sábado, 6 de marzo de 2010
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