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domingo, 20 de junio de 2010

Día del padre

En el Día del padre, un par de recuerdos personales. Compartidos con mis hijos, los traigo aquí.

Intervine en una pericia, supervisando a la colega actuante. Una mujer soltera, que vivía con su madre, tenía en guarda una niña y pretendía adoptarla. La asistente especializada del juzgado opinaba profesionalmente que eran muchas mujeres y no había un hombre, por lo que recomendaba se otorgue la adopción a una familia constituida.

Pusimos en claro que la niña estaba atendida, sana, cumplía su escolaridad, estaba equilibrada y contenta y por sobre todo, era querida y quería a su mamá y su abuela sociales. Señalamos que si bien nada garantizaba que una familia completa como la que se había indicado proveer sería preferible per se y sin conocerla, era mayor el desacierto de desconocer los lazos afectivos y efectivos entre las tres mujeres que componían esta familia presente. Señalamos que recomendamos lo paternal, lo padre, y esto se da con o sin un señor presente. Cuestión de respetar, sentimientos, acciones, vidas. Su Señoría desestimó alterar la situación de la niña, y así creció en su familia de mujeres.

Tuve la fortuna de conocer a Ofelia (Ravaschino de) Vázquez, renombrada rorschachista y a Ángel Zarza, psicoterapeuta, psicometrista, creador de tests argentinos de psicología y escritor de numerosos libros de la especialidad. Y de aprender con ellos.

En distintas láminas del test de Rorschach podemos encontrar en las respuestas contenidos relativos al vínculo que se ha llevado con el propio padre. Una de tales láminas es, sin embargo, la que concentra la mayoría de tales contenidos, por lo que la llamamos precisamente la lámina del padre. Hay una respuesta de cierta frecuencia que desnuda mucho de nosotros, hijos,
- Un gigante/oso/mono/monstruo, como lo vería un niño mirando hacia arriba.
El personaje percibido ilustra como vivimos a nuestro padre, la tonalidad afectiva conque lo teñimos,
Cálido
Simpático
Da miedo
Ilustra lo que fue nuestra familiaridad.

De muy pequeño, antes de mi escolarización para ser más precisos, yo tenía miedo a la oscuridad. Una noche de luna llena salimos con mi padre al patio. Me envió a lo más lejos del fondo de casa. Yo debía ir caminando despacio, diciéndole todo lo que iba viendo y que conocía por haberlo visto de día. Me dio seguridad con unas palabras,
- yo voy a estar acá.
O sea, muy temprano he perdido el temor a las oscuridades. Gracias, en el Día del padre.

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