V/V Soñando por cantar
recorre el país
Esta semana me atrapé con Soñando por cantar.
Un sueño mío, desde siempre, con la TV, era que llegaran programas
sobre la vida en distintos puntos de nuestro país, música incluida. Y llegaron.
Juan Alberto Badía, con Estudio
País 24 El programa de los
argentinos y El Chango (Horacio) Spasiuk, con Pequeños
Universos más Soñando por cantar recorriendo
provincias. Todo bien con la música. Pero la música que canta la gente suma
resonancias especiales.
A mí me parece, lo digo con respeto, que Soñando
por cantar no comenzó siendo recibida tan bien. En sus primeros ciclos,
artistas de diversas ramas participaban y sin experiencia previa, eran guiados
por coachs. Valioso que se lancen al emprendimiento. Cantar, patinar, bailar,
eran actividades reservadas a especialistas y el círculo se ampliaba para todos,
pero las críticas destructivas y descorazonadoras eran agobiantes hasta para
los espectadores.
En las emisiones actuales, Soñando por cantar recorre provincias y los participantes brotan en cada lugar. Toda esa cantidad de gente que concursa. Hasta caen bien los comentarios constructivos del jurado. Coincido en que pueden mejorar recurriendo a tomar clases, pero valoro tanto que partieron de imitar una grabación de su cantante favorito y sin más recursos se lanzan a deleitarnos con su arte contagioso que invita al público a participar con otro acercamiento.
En las emisiones actuales, Soñando por cantar recorre provincias y los participantes brotan en cada lugar. Toda esa cantidad de gente que concursa. Hasta caen bien los comentarios constructivos del jurado. Coincido en que pueden mejorar recurriendo a tomar clases, pero valoro tanto que partieron de imitar una grabación de su cantante favorito y sin más recursos se lanzan a deleitarnos con su arte contagioso que invita al público a participar con otro acercamiento.
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