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domingo, 31 de octubre de 2010

Maestra argentina en el Foro Mundial de Educación Innovadora

Ana María Bobbio Ferrari está en Sudáfrica para competir con los docentes más creativos del mundo en el Foro Mundial de Educación Innovadora, después de haber ganado su lugar en la competencia latinoamericana previa.
Participan 125 docentes de todo el mundo. América latina está representada por 11 maestros de Argentina, Bolivia, Brasil, El Salvador, Guatemala, México y Venezuela.
Interesada en los adultos mayores, los que nacieron antes de la era de las redes de comunicación, esta maestra argentina se dedicó a la implementación y desarrollo de un proyecto innovador en educación informática, Tercera Edad Redescubriendo su Identidad demostrando que la capacidad de aprender no se pierde, a lo sumo varía el ritmo de aprendizaje en estos abuelos de 60 a 78 años.
El proyecto se llevó a cabo en Realicó, población del norte de La Pampa, con 6.789 habitantes según el censo de 2001.
Francisco Moises, director de Educación para Microsoft Latinoamérica, declaró que en esta empresa entienden al sector educativo como el ámbito ideal para generar innovaciones y cambios radicales en una comunidad. Asimismo estas nuevas tecnologías han demostrado ser motores de la economía y también inclusivas y creadoras de oportunidades sociales.
Otras dos docentes argentinas, Romina Domínguez, de Río Negro y María Luciana Silvestri, de Mendoza participaron, con sendos proyectos, del foro regional latinoamericano. Romina Domínguez presentó el proyecto Microemprendimiento productivo de autogestión para la fabricación de bolsas reutilizables y María Luciana Silvestri concursó con el proyecto Redefiniendo TICs (Tecnologías de la Información y la Comunicación) que impulsa desde hace cinco años incluyendo el empleo de una pizarra electrónica de desarrollo propio. Docentes y alumnos participantes proveen estas pizarras digitales a bajo costo y capacitan a docentes y directivos de otras escuelas en el uso de estas nuevas tecnologías, con un efecto contagioso en estas instituciones.
Las teorías de la inteligencia de J. L. Horn y R. B. Cattell, que he tratado en DESAFÍO DE BIENESTAR Viviendo más allá del stress, son una herramienta para beneficiar emprendimientos como este que nos ocupa. Horn y Cattell hablaron de dos tipos de inteligencia: fluida y cristalizada. La inteligencia fluida integra el procesamiento de las relaciones percibidas, la capacidad de establecer correlaciones y diferencias, el razonamiento rápido de abstracciones y la formación de conceptos. La inteligencia cristalizada engloba el conocimiento de las habilidades de la cultura de la sociedad en que se vive. Refleja cuanto ha absorbido una persona la experiencia y el contenido de su cultura. Incluye la comprensión verbal, la capacidad de efectuar cálculos y operaciones ligados a la vida cotidiana y de evaluar situaciones prácticas, la capacidad de razonar sobre cuestiones del propio contexto cultural.

Con los años decrece el empleo de la inteligencia fluida y aumenta el manejo de la inteligencia cristalizada. Se atribuye este pasaje a los procesos de envejecimiento. Sin embargo los hallazgos científicos indican que la inteligencia fluida disminuye con la adultez, no con la vejez y que la inteligencia cristalizada declina a edades muy avanzadas y su decadencia está vinculada con problemas de salud o no decae nunca.
Por lo demás, aprecio especialmente la actitud generosa de Ana María Bobbio Ferrari. En una entrevista se definió como maestra jubilada, y llegada a una etapa de su vida en que alcanza la edad de sus alumnos -los ubicó entre los 60 y los 78 años-, vuelca su experiencia y su saber para abrirles un nuevo mundo.

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