Cuando las autoridades de Japón solicitaron a la operadora de la planta nuclear un plan de acción ante la eventualidad de un terremoto, Tepco, Tokyo Electric Power, respondió en una página, el 19 de diciembre del 2001, documento divulgado ahora, de acuerdo con la ley de registros públicos de Japón.
Las instalaciones permanecerían secas según todos los escenarios posibles, aseguraba este memorando de Tepco sobre las consecuencias de potenciales tsunamis. Todas las consecuencias que se enumeraban eran optimistas.
Masaru Kobayashi, que dirige actualmente la sección de seguridad sísmica de la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial de Japón, aseguró que esa es la única respuesta que la agencia recibió y que no se analizó la fundamentación de los cálculos.
En sus palabras
-Esto es todo lo que vimos. No estudiamos la validez del contenido.
Son escasos los detalles que aporta el documento, sumado a que no brinda respuestas lógicas que puedan justificar las conclusiones a las que arriba. Los reguladores de la Agencia de Seguridad Nuclear e Industrial no investigaron la brevedad de la respuesta de Tepco, no verificaron sus cálculos ni requirieron documentación de respaldo para estas afirmaciones.
Tepco consideró cinco terremotos, de magnitud 8 a 8,6, en el nordeste de Japón, y uno de magnitud 9,5 en el Pacífico, cercano a Chile, como posibles temblores que pudieran ocasionar maremotos.
Diez años después y a pesar de los avances tecnológicos de la sismología, el documento nunca fue revisado ni actualizado.
El año pasado, cuando la empresa revisó las previsiones para casos de olas gigantescas se limitó a una revisión rutinaria. Y la conclusión sostenida fue la misma,
- La instalación permanecería seca según todos los escenarios posibles.
- Fue una actitud de falta de respeto hacia la naturaleza, aseguró uno de los participantes en los paneles oficiales de asesoramiento de seguridad nuclear.
El tsunami del 11 de marzo pasado destruyó en esta planta los generadores de respaldo en los sistemas de refrigeración de varios reactores y el combustible nuclear en tres reactores se fundió en la que se considera la peor crisis nuclear desde Chernobil.
El documento en cuestión parece una hipótesis de mínima –minima posibilidad de riesgo-. Es de preguntarse si alguien, en otra dependencia, oficial o no, o en una universidad estableció hipótesis de máxima – máxima posibilidad de riesgo-. Ambos son los umbrales que se toman en cuenta al diseñar una estrategia, tomar una decisión o forjar un plan. En nuestro lenguaje habitual, llamamos a la hipótesis de máxima, el plan y a la hipótesis de mínima, el plan B.
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