La investigación se basó en los datos de diecisiete estudios anteriores realizados en seis países y en los que participaron 182836 niños y adolescentes con edades de 3 a 17 años. Este formato es un metaanálisis, esto es, una investigación que sintetiza el conjunto de varios estudios científicos sobre una cuestión.
Comiendo al menos tres veces por semana en familia basta para reducir el riesgo de que niños y adolescentes tengan una dieta poco equilibrada, exceso de peso o trastornos alimentarios. Así lo demuestra esta investigación, la más amplia realizada hasta la fecha sobre la relación entre comidas familiares y salud de los hijos.
- Los beneficios de sentarse juntos a la mesa no se limitan a estas tres comidas sino que se extienden a otras comidas a lo largo de la semana, así proponemos que las familias procuren compartir cinco comidas por semana. Para la mayoría de las familias es un objetivo posible, declaró Amber Hammons, de la Universidad de Illinois en Urbana-Campaign, coautora de la investigación.
Con tres comidas en familia semanales se reduce también en un 20% el consumo de alimentos poco saludables como las comidas rápidas y las bebidas azucaradas, y aumenta un 24% el consumo de alimentos saludables como frutas, verduras y hortalizas. Este efecto es más evidente en adolescentes, que por lo común eligen lo que comen, que en niños.
También es más evidente en adolescentes la reducción del riesgo de trastornos alimentarios. Con cinco comidas en familia por semana, el riesgo de que un adolescente se dé atracones de comida, se provoque vómitos o se ponga a dieta sin que haya un motivo médico baja hasta un 35%. Entre los factores que han contribuido a que las comidas familiares no sean tan frecuentes como en el pasado, Toni Massanés, director de la Fundación Alicia, destaca la tendencia a construir departamentos pequeños sin mesa en la cocina, si bien hay otros factores, como los horarios laborales de los padres, se olvida que la cocina ha dejado de ser un espacio de convivencia.
Otros estudios demostraron que comer en familia está relacionado con mejor rendimiento académico y menor riesgo de consumo de drogas. Aunque no está demostrado que comer con los padres sea la causa de estos beneficios, se sabe que las interacciones personales a la hora de comer contribuyen a mejorar la salud y el bienestar de los niños más allá de la dieta, afirma Amber Hammons.
En este estudio, se analizaron datos de Estados Unidos, Canadá, Finlandia, Australia, Nueva Zelanda y Japón. Dado que distintos modelos de familia conviven en estos seis países, los investigadores definieron como comida familiar aquella en que los hijos comparten mesa por lo menos con uno de sus padres.
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