Translate

lunes, 13 de agosto de 2012

La medicina no es una ciencia exacta


La medicina no es una ciencia exacta

Por Jorge O. Güerrissi, Jefe De Cirugía Plástica Del Hospital Argerich

Nota de opinión publicada en Clarín 13/08/12

Esta nota de opinión acerca una descripción precisa sobre el desfiladero que transitan los profesionales de la salud, en este caso, los médicos, en su labor diaria y da argumentos sólidos sobre la legitimidad de sus posiciones y la validez de las actitudes personales, culminando cuando pregunta sobre penar a alguien por lo que no es de su exclusiva responsabilidad, cuando señala la necesidad de seguir la indicación para conseguir el resultado, abriendo la puerta a la integración del padeciente a su cura y al evaluar la inobjetividad del perito que se guía exclusivamente por la HC –historia clínica-, sin registrar al paciente.

La ciencia médica es una ciencia inexacta porque en ella existe el factor de reacción biológica de cada enfermo, que es imprevisible a normas previas y establecidas. Es infinitamente variable, convierte en azar cualquier tratamiento científico razonable.
Juzgar un acto médico es una falacia absoluta que está reñida con la propia condición humana de la medicina.
En medicina nada es matemático, no existen leyes de previsión, ni predicción; todo lo programado puede tener efectos adversos y contrarios.
¿Se puede castigar a alguien que aplica un método cuyo resultado no depende exclusivamente de él?
Un médico puede equivocarse, pero es un derecho humano que se aplica en todas las actividades donde actúan personas.
No se puede poner como mala praxis la responsabilidad del médico frente a la inevitable falibilidad de la ciencia médica. Aun admitiendo la falibilidad y la insuficiencia de la medicina, es indudable que debe haber un mínimo de conocimientos sin los cuales el médico no puede actuar y la exigencia cae sobre la escuela de medicina y el riguroso entrenamiento que debería hacerse en el hospital.
Los dos están en imperdonables faltas; la enseñanza es cada vez más deficitaria y las prácticas adolecen de la calidad necesaria por el déficit organizativo y de recursos que golpea a los hospitales. El sentimiento íntimo de todas las demandas legales médicas es el rédito económico.
La justicia sentencia según el informe del perito médico, que carece de objetivad porque se desconocen las características de la enfermedad del paciente, el criterio usado por el médico y la relación entre emoción y sapiencia frente a esa situación difícil.
No es razonable ni lógico un informe basado en el frío escrito de una historia clínica y en informes de un paciente. La interpretación de los datos suministrados por el paciente adolece de la falta de conocimientos médicos imprescindibles para juzgar lo que sucedió y siempre tienen un grado de ensañamiento manifiesto en contra del médico.
No se debe olvidar el accionar del paciente, que muchas veces no cumple con las indicaciones ni recomendaciones médicas complicando la evolución de su enfermedad. El médico no puede prometer asegurar o garantizar la cura del paciente; lo único que puede ofrecer es que pondrá todo el empeño, pericia, conocimiento, prudencia y cuidados para una correcta ejecución de su técnica.
Lo único que se puede exigir al médico es buena fe, buena voluntad, honradez y moralidad; de estas faltas sí es culpable y la sanción no puede ser discutida. Pero si es en la medicina, donde lo humano y biológico son aplicables ampliamente, lo imprevisible y lo inesperado pueden ocurrir con tantas posibilidades como lo previsto, lo planeado científicamente con lógica y sentido común.

No hay comentarios:

Publicar un comentario