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sábado, 2 de noviembre de 2013

José Luis Clerc dirige el proyecto de tenis para nilños ciegos

 TALENTOS Y RECURSOS HUMANOS


DESAFÍO DE BIENESTAR

Enlace y reseña de la nota publicada en la Nación

 "Hoy me emociono con el tenis para chicos ciegos"

Clerc dirige la novedosa iniciativa en el Parque Roca, donde encabeza una gran labor social

Es un proyecto sociocultural, sin fines de lucro. Servir para alejar a los chicos de la droga, del alcohol, de la prostitución. Tengo el apoyo de la Corporación Sur, que permite sostener la estructura que me acompaña, y la Universidad de Flores y que seguramente tendré el apoyo de la Asociación Argentina de Tenis (AAT). Por aquí pasaron 20.000 chicos de colegios del sur de la ciudad de Buenos Aires, también con síndrome de Down, sordos e hipoacúsicos y con inconvenientes en la motricidad. Son unos 400 alumnos por día. Pero soy ambicioso y quiero más. Y surgió la idea del tenis para ciegos. Viajé al Abierto de Estados Unidos, me reuní con gente de la USTA y acá estoy", explica José Luis Clerc. 

"Tengo un video de tenis para ciegos y lo vi sólo tres veces, porque me pongo a llorar. Es algo que aún debo vencer y tengo que hacerme fuerte. Ya el primer grupo comenzó su trabajo. Son 12 chicos y Melanie, una nena de 8 años, la nombré madrina de este proyecto. Tienen una alegría y tantas ganas de hacer cosas que no dejan de conmoverme", relata Clerc, otra vez detenido por la emoción.

"Así como alguna vez me emocioné agitando la bandera argentina representando a la Argentina en la Copa Davis y estando en lo más alto, hoy me emociono con el proyecto del tenis para chicos ciegos", destaca Batata, que explica: "En los Estados Unidos se realiza en canchas indoor, por la acústica. A nosotros se nos complica al aire libre. Pero vamos para adelante. Yo necesito voluntarios y gente que quiera trabajar seriamente. No sólo es el juego. Me reúno con los padres. Siempre trabajo a largo plazo, porque quiero que los chicos continúen. No quiero objetivos políticos. No quiero dinero. Me ofrecen para que tenga mi propia fundación. Yo no quiero saber nada, porque da lugar a pensar mal. Más en nuestro país. Yo me dedico a estos proyectos que me llenan el alma".

Clerc se apoya en su familia, en Paula y Luis, sus colaboradores, y destaca: "No sé si mi escuela es la más grande del país. Si hay otros proyectos similares, me gustaría conocerlos para que podamos unir esfuerzos y seguir hacia adelante. Cuando veo a los chicos con sus problemas me parte el corazón. Y me pregunto por qué. Sin embargo, en el entusiasmo, en el empuje, en la alegría de ellos uno va encontrando las respuestas. Y eso es maravilloso".

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