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miércoles, 6 de mayo de 2015

Sed de mal, de Orson Welles, final del ciclo del cine negro norteamericano





TALENTOS Y RECURSOS HUMANOS


Sed de mal, Touch of evil, 1958, sobre la novela de Whit Masterson Badge of evil, guionada y dirigida por Orson Welles, quien toma uno de los roles protagónicos, el detective Hank Quinlan, corrupto, con Charlton Heston como el honesto policía mejicano Mike Vargas y su esposa norteamericana, Susan, interpretada por Janet Leigh. Marlene Dietrich juega un pequeño papel, que representa más bien un homenaje al cine expresionista alemán, como sus contrastes de luces y sombras, presentes en los recursos de esta obra de Welles, que cuando filma hace cine e importa cómo filma y cuenta la historia tanto o más que el argumento. No es el piropo de un admirador cinéfilo. La secuencia inicial devela a Welles, director, apostando fuerte. Para algunos expertos la mejor toma del cine negro, alternada con los títulos, remite al espectador a elegir qué mirada privilegiará. La suya de anónimo espectador informándose de los créditos o la mirada del equipo que hizo esta cinta.
En una de las escenas, Susan entra a un motel perdido en el desierto, cruzándose con el conserje, personaje un tanto desequilibrado. Para los cinéfilos, la secuencia recuerda a Psicosis de Alfred Hitchcock y parece ser un homenaje. Por si fuera poca la coincidencia, algunas tomas se reconocen similares. Pero Psicosis es de 1960.
En cuanto a la vida de Welles, limitadas sus posibilidades creativas en su país, éste fue el último trabajo que hizo antes de emigrar a Europa. Fue despedido en cuanto terminó de filmar y el montaje lo hizo el estudio. Welles envió un escrito a los ejecutivos pidiendo otro ensamble. Tal vez previó qué le harían en su personaje del detective poco íntegro que plantaba pruebas para torcer la balanza en contra de sus sospechosos.
Welles aparece con notable sobrepeso. No es fácil vivir sin Rita Hayworth y menos fácil es despedirse para siempre de ella.
Cada vez que cito a Orson Welles, marco que a partir de él se filmó distinto. En Sed de Mal hizo una obra de tal calidad que quienes lo copiaron parecen presentar obras menores, más anticuadas, menos logradas.
El cine negro norteamericano puntúa su meollo desde El halcón maltés de 1941 a Sed de Mal de 1947. Luego le han sucedido copias, homenajes, reelaboraciones.

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