Tras el
recorrido inicial por las calles de Río, el pontífice se trasladará en
helicóptero al palacio Guanabara, la sede de la gobernación de Río, para
recibir el saludo oficial de las autoridades brasileñas y sostener un encuentro
privado con Rousseff.
Mañana
martes, Francisco se tomará un día de descanso y el miércoles iniciará su
programa oficial con un viaje a la ciudad santuario de Aparecida, en el
interior de Sao Paulo, donde celebrará una misa antes de regresar a Río, para
inaugurar un centro de atención para dependientes de sustancias químicas en un
hospital católico mantenido con donaciones privadas.
El primer
contacto con los dos millones -se estima- de jóvenes de todo el mundo que se darán
cita en Río para la JMJ tendrá lugar el jueves, cuando el papa sea homenajeado
con una fiesta de acogida de los jóvenes en la famosa playa de Copacabana y
dará su bendición a los fieles.
El
pontífice también sostendrá en ese mismo día -en lugar y horario a confirmar-
un encuentro con las decenas de miles de fieles argentinos que se trasladaron a
Río para la JMJ. La reunión ha sido propuesta por el propio pontífice, deseoso
de contactar a sus compatriotas.
El
viernes, Francisco volverá a Copacabana para seguir una representación del Vía
Crucis, y el sábado se trasladará a la localidad de Guaratiba, a unos 40
kilómetros de distancia, para inaugurar la jornada de vigilia que terminará el
domingo, con la misa de clausura del evento, a la que acudirá la presidenta
Dilma Rousseff.
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