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martes, 2 de noviembre de 2010

Etapas del trabajo de duelo

Del capítulo DUELO Y DESPRENDIMIENTO en el libro DESAFÍO DE BIENESTAR Viviendo más allá del stress:

El duelo sigue un proceso riguroso, no está librado al azar, no se escamotea ni se saltea impunemente. Cada etapa se resuelve o no. Si se resuelve se pasa a la siguiente. Si no se resuelve, la persona que ha sufrido la pérdida queda fijada en esa etapa, sin resolver su posición. Cuanto menos se avanza, más se está padeciendo. El pasaje a una etapa siguiente sin resolver la anterior, arrastra lo que viene irresuelto. Se retorna una y otra vez a lo que quedó inconcluso.

La primera etapa es reconocer la realidad.
La conmoción inicial. La incredulidad. Puede darse el embotamiento de la sensibilidad. Reconocimiento intelectual, explicación de la pérdida.
Si no se reconoce la realidad, se dan lecturas como que es una broma, farsa, engaño.
El mentado
- si lo vi ayer y estaba tan bien.

Segunda etapa. Aceptar la realidad.
Confrontarse con la verdad. Desorganización, desesperanza. Dolor agudo. Búsqueda, añoranza. Aceptación emocional de la pérdida.
Reconocida la muerte, no aceptarla significa negar la terminación de un proceso y buscar víctimas expiatorias. La frase que todos dijimos alguna vez,
- no puede ser.

Tercera etapa. Resolución del duelo.
Reorganización. Decidirse a vivir. Amar. Crear. No aceptar que la vida continúa significa no despegarse de morir con el muerto. Es el suicidio, las conductas autoagresivas, las agresiones a las personas amadas, importantes o significativas, las conductas de represión de las propias expresiones vitales.
La mujer que enviuda a los veinticinco años y viste luto hasta su propia muerte a los setenta y ocho.

Cuarta etapa. Decidir cómo vivir y con qué vivir del muerto.
Qué identidades se incorporan y cuáles se depositan en otros. Adquisición de identidades. Restablecimiento de la estabilidad merced a la nueva identidad.
No decidir qué se incorpora del muerto, significa cargar una mochila ajena y lejana. Es la gente que da vueltas sin rumbo, con conductas confusas y confundidoras, que se disipan sin consecuencias asumidas, que no establecen relaciones duraderas, nada les viene bien, fallan sus intentos, fracasan sus proyectos.

En este desarrollo de etapas del duelo he partido de ideas de Jamil Abuchaem, 1915-1988, psicoanalista argentino, de ascendencia libanesa, nacido en Brasil.

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