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viernes, 18 de noviembre de 2011

V A propósito de Tomás y su edad en los medios

En los medios se insiste en la edad de Tomás como agravante. Surgen preguntas como

- ¿Por qué matar a un niño de nueve años?

Y planteos como

- Nada justifica matar a un niño de nueve años.

Ahí se hace peligroso seguir la vía deductiva que se está tomando: a ninguna edad es justificable asesinar a alguien. A ninguna edad vale el asesinato ni hay condiciones de la víctima que amengüen la responsabilidad del victimario.

Para mayor abundamiento, una leyenda urbana.

En la década del 60 ocurrieron algunas muertes en el Borda. El responsable, un interno, hombre de complexión fuerte y violencia dosificada y argumentada, cuando fue descubierto dio sus razones

- Eran viejos, estaban locos, algunos dementes, no sabían ni siquiera cómo se llamaban y tenían ganas de morirse, así que él les correspondía.

Para entender eso de las ganas de morirse, hace falta conocer más de su proceder. El sujeto en cuestión violaba repetida y continuamente a sus víctimas, hombre de gran fuerza, ya se ha dicho, no concluía su abuso durante horas y la víctima, en su desesperación y angustias, imploraba su propia muerte. Y el victimario les rompía el cuello, arrojándolos después a un pozo ciego.

Década del 60, avanzaban los tratamientos, avanzaban las cirugías y el descaminado recibió una ablación parcial de su cerebro, de la zona que producía su inconducta, según el criterio de los especialistas de la época. Quedó tranquilo, sin violencia y un par de años después murió de causas naturales.

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