Las palabras traen imágenes de un tiempo de esplendor de nuestra cultura. Me he preguntado quién recordará hoy qué quería decir
-...mamarrachito mío!
susurrado por Oscar Casco, el rey del radioteatro y lo que despertaba en la audiencia femenina, en la tarde temprana. Y también invitaba a que suelte la palabra los aprendices de galanes.
Tal vez sepan de la repercusión célebre del ciclo Obras maestras del terror y Narciso Ibáñez Menta, pero demorábamos la salida de los sábados a la noche para ver el teleteatro semanal.
Lilian Valmar: murió uno de los rostros más bellos del cine de los 50
Por Adolfo C. Martínez
| Para LA NACION
El rostro juvenil, adornado con una
pícara sonrisa, hizo de Lilian Valmar una de las actrices más requeridas
por el cine nacional entre las décadas del 40 al 60. Desde las comedias
más pícaras hasta los melodramas más oscuros, supo aportarles su sólido
oficio y una gran vocación que se había despertado en su niñez, cuando
deseaba convertirse en bailarina clásica. Anteayer, y luego de una larga
enfermedad, falleció a los 85 años. Había nacido como Celia María
Damestoi en Buenos Aires en 1927 y en su niñez dejaba de lado sus
muñecas para asistir a los cines barriales y ver reflejadas en la
pantalla a sus figuras más predilectas. "Quería ser como ellas, ponerme
en la piel de esos personajes", dijo en más de una ocasión, y la
oportunidad le llegó en 1947, cuando el director Luis César Amadori la
eligió para un pequeño papel en el film Albéniz . De aquí en más su carrera fue ascendiendo a través de títulos como La copla de la Dolores , El tango vuelve a París, Porteña de corazón y Alma de bohemio.
Ya consagrada por el público y por la crítica, Lilian
Valmar transitó casi sin interrupciones por numerosos films en los que
demostró su gran versatilidad y una simpatía que le abrieron las puertas
de la televisión entre 1971 y 1985 en las telenovelas Una luz en la ciudad, Me llaman gorrión, Entre el amor y el poder y Libertad condicionada . Atrás habían quedado otras producciones cinematográficas, entre ellas, Obras maestras del terror , junto con Narciso Ibáñez Menta y Viaje al más allá
. - "Pude lograr lo que me propuse -apuntó en un reportaje-, ya que pude llegar al cine, ese sueño de niña asombrada por las grandes estrellas."
Su despedida de la pantalla grande fue en 1966, cuando protagonizó el film Del brazo y por la calle y, sin duda, su nombre quedará grabado a fuego en el firmamento de las actrices que más se distinguieron en la época de oro de nuestra cinematografía. También vivió mucho tiempo en Puerto Rico y fue pareja de Oscar Casco, con quien actuó en varias emisoras de radio en diferentes radioteatros..
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