El
libro tradicional, aquel que sucedió al rollo y que mantuvo su reinado
hasta fines del siglo XX, está desarrollando técnicas para defenderse de
la irrupción del libro digital. La piedra, las tablillas de arcilla, el
papiro, el rollo, los libros manuscritos de los conventos y,
finalmente, el libro salido de la imprenta de Gutenberg constituyen la
historia del libro-objeto, del libro tangible que, según los agoreros,
será desplazado por el evanescente libro digital aunque hoy todavía
convivan ambas un poco porque los lectores más conservadores no están
dispuestos a abandonar la forma ortodoxa del libro y otro poco porque no
todo lo que sale en formato papel tiene su correlato en versión digital
de manera inmediata. Además, en defensa del libro tradicional es
preciso decir que se trata de un objeto cuyo diseño es difícil de
superar, razón por la cual ha mantenido su vigencia durante tantos
siglos.
Las formas de la resistencia al ebook son diversas, pero todas son
producto del ingenio puesto al servicio de conservar un objeto cultural
emblemático cuya condena a desaparecer lamenta gran parte del mundo.
Según lo consigna aparecida en el diario El País de España, las
propuestas provienen tanto de áreas de la tecnología no digital como de
ideas colectivas novedosas para fomentar la lectura de libros
tradicionales.
No es la primera vez que el libro con soporte papel echa mano del
ingenio para apelar a los sentidos del lector y no sólo a su
inteligencia. Los libros troquelados especialmente destinados a los más
chicos son desde hace tiempo una forma de anticipación de la tecnología
3D. Utilizan origami, kirigami, papiroflexia y diversas técnicas
relacionados con las tres dimensiones. Si bien pueden rastrearse
ejemplos de este tipo de libros desde hace más de un siglo, las nuevas
técnicas de impresión le suman un encanto adicional.
Pero si los libros troquelados están destinados a los más chicos,
también existen otros con "efectos especiales" destinados a los más
chicos. Según lo refiere la nota de El País, "el MIT media Lab nos
propone un 'toque' de realidad en formato papel, con artefactos
electrónicos en un prototipo tapizado de luces LED". Aunque el camino es
diferente, el objetivo es parecido al de los textos troquelados:
interpelar los sentidos del lector sumando a la información o la
historia de ficción sensaciones visuales y táctiles. Por supuesto,
también esta propuesta se vale de la tecnología, pero elude
específicamente la digital, es decir que aplica la tecnología sin
alterar la esencia del libro con soporte papel. Toma del área digital el
concepto de interacción, pero le da una vuelta de tuerca. A medida que
avanza la trama, la cubierta de luces LED cambia de color. Además, "el
lector es 'tocado' también, a través de una especie de chaleco
futurista, que vibra, hace presión utilizando bolsas de aire o genera
cambios de temperatura en puntos localizados." Este tipo de libro se
enmarca en el programa Sensory Fiction, que desarrolla sus propuestas
basándose en las fantasías de la ciencia ficción. La historia para esta
experiencia es el relato La muchacha que estaba conectada, de James
Tiptree Jr, (pseudónimo de la escritora Alice B. Sheldon). Este relato
está incluido en el volumen Mundos cálidos y otros de la editorial
Edhasa). De resultar exitosa esta experiencia, la palabra dejará de ser
el elemento por antonomasia de los escritores que podrán echar mano
también de otros recursos ajenos a la comprensión meramente intelectual.
Si bien se trata de una forma de resistencia a la tecnología digital,
lo cierto es que transforma la experiencia de lectura y también la de
escritura.
Desde hace tiempo, el libro tradicional ha incorporado otros elementos
que son una forma de seducir lectores. El libro con CD es ya casi un
formato instituido. Del mismo modo que lo hace la letra escrita, el
audio o incluso el audio-visual es una forma de "fijar" de "atrapar" la
palabra viva, que es volátil por naturaleza. Las colecciones de poemas
leídos por sus autores fueron las pioneras en el intento de enriquecer
la propuesta del libro con soporte papel. Hoy puede encontrarse una
amplia gama de estos "libros combinados" tanto en los kioscos como en
las propias librerías. Canciones para niños, textos leídos por sus
autores y registros de recitales de música son forma ya casi clásicas en
la Argentina de darle batalla al libro digital.
Con frecuencia, las campañas para fomentar la lectura tanto en el país
como en el exterior, aunque no lo especifiquen de manera explícita son
un a forma indirecta de darle apoyo al texto tradicional que parece
peligrar debido a las nuevas tecnologías. Según menciona la nota de El
País, en Lima, Perú, se ha encontrado una forma novedosa de fomentar la
lectura. Se trata del proyecto 'BiblioTaxi'. Los pasajeros que suban a
un vehículo tendrán a su disposición una cantidad de títulos que podrán
comenzar a leer ni bien suban, despreocupándose de esta forma de los
problemas del tránsito. Claro que el tiempo de un viaje en taxi suele
resultar escaso para leer un libro completo. Pero si el pasajero se
dejó seducir por un texto y siente ganas de seguir leyendo, podrá
llevarse el libro a casa, y devolverlo a cualquier otro taxi de la red
Bibliotaxi. Se trata de una idea de la empresa Easy Taxi que ya se ha
puesto en marcha en Brasil y también en Chile. Por su parte, en la
Argentina, hace años se implementó el reparto de libros en las canchas
de fútbol. Es difícil medir los resultados prácticos de estos intentos.
Pero no hay duda de que el libro de papel no se rendirá a las nuevas
tecnologías sin ofrecer resistencia. «
qué es el media lab del mit
El Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT)
promueve un sistema de pensamiento que va a contrapelo del pensamiento
tradicional. Abarca una amplia variedad de campos que van desde la
robótica a la neurobiología pasando por la epistemología y el
aprendizaje. Una de sus características fundamentales es que no
clasifica el saber por disciplinas establecidas, sino que busca
encontrar conexiones inéditas entre las diferentes áreas de
conocimiento.
Se guía por diversos lemas relacionados con la creatividad entre los que
se cuentan los siguientes "La diversión está en el trabajo", "Demuestra
o muere", "Imagina y haz realidad".
Este singular laboratorio nació en la Escuela de Arquitectura y
Planificación del MIT en 1985, de la mano de Nicholas Negroponte, quien
fue su primer presidente, y Jerome Wiesner. En su espacio convergen
diseño, multimedia y tecnología. Está alojado en el Edificio Wiesne.