Misa de Gallo
Bergoglio se expresó en estos términos durante la celebración esta noche de la Misa de Gallo en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
La Misa de Nochebuena, que conmemora para los católicos el nacimiento de Jesús, se inició con la procesión del papa Francisco hacia el altar mayor al son del canto de la "Kalenda", que en latín recorre desde la Creación hasta la noche en la que nació Jesús, indicó un despacho de la agencia Efe.
Tras la proclamación del Santo Evangelio, el papa dirigió a los asistentes un mensaje con el que conmemoró la llegada de Cristo y les animó a reflexionar sobre la manera en la que se relacionan con Dios.
Durante la Misa, Francisco aseguró que el nacimiento de Jesús fue "una gran luz" que iluminó a los pueblos y disipó "la oscuridad" que inundaba en mundo, desde que se cometiera "el primer crimen de la humanidad, cuando la mano de Caín, cegado por la envidia, hirió de muerte a su hermano Abel".
En su homilía, Bergoglio leyó el capítulo 9 del Libro de Isaías en el que el profeta dejó escrita la frase "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brilló".
"La liturgia de la santa noche de Navidad nos presenta el nacimiento del Salvador como luz que irrumpe y disipa la más densa oscuridad. La presencia del Señor en medio de su pueblo libera del peso de la derrota y de la tristeza de la esclavitud, e instaura el gozo y la alegría", subrayó.
El papa Francisco invitó, asimismo, a los católicos a reflexionar sobre la manera en la que se relacionan con Dios.
"¿Cómo acogemos la ternura de Dios? ¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? 'Pero si yo busco al Señor' -podríamos responder-. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me encuentre y me acaricie con cariño", apuntó.
Tras la celebración eucarística, Bergoglio portó entre sus brazos una imagen del Niño Jesús y lo llevó en procesión hasta el Nacimiento, instalado en la Basílica Vaticana.
Francisco volverá a asomarse mañana al balcón de San Pedro para leer su mensaje de Navidad e impartir la bendición "Urbi et Orbi".
El papa Francisco pidió ternura para afrontar circunstancias duras
El
sumo pontífice invitó a los católicos a enfrentarse con ternura a "las
circunstancias más duras de la vida" y a dejarse querer y acariciar por
Dios "para poder ver la luz en un mundo de tinieblas".
Bergoglio se expresó en estos términos durante la celebración esta noche de la Misa de Gallo en la Basílica de San Pedro del Vaticano.
La Misa de Nochebuena, que conmemora para los católicos el nacimiento de Jesús, se inició con la procesión del papa Francisco hacia el altar mayor al son del canto de la "Kalenda", que en latín recorre desde la Creación hasta la noche en la que nació Jesús, indicó un despacho de la agencia Efe.
Tras la proclamación del Santo Evangelio, el papa dirigió a los asistentes un mensaje con el que conmemoró la llegada de Cristo y les animó a reflexionar sobre la manera en la que se relacionan con Dios.
Durante la Misa, Francisco aseguró que el nacimiento de Jesús fue "una gran luz" que iluminó a los pueblos y disipó "la oscuridad" que inundaba en mundo, desde que se cometiera "el primer crimen de la humanidad, cuando la mano de Caín, cegado por la envidia, hirió de muerte a su hermano Abel".
En su homilía, Bergoglio leyó el capítulo 9 del Libro de Isaías en el que el profeta dejó escrita la frase "El pueblo que caminaba en tinieblas vio una luz grande; habitaban tierras de sombras y una luz les brilló".
"La liturgia de la santa noche de Navidad nos presenta el nacimiento del Salvador como luz que irrumpe y disipa la más densa oscuridad. La presencia del Señor en medio de su pueblo libera del peso de la derrota y de la tristeza de la esclavitud, e instaura el gozo y la alegría", subrayó.
El papa Francisco invitó, asimismo, a los católicos a reflexionar sobre la manera en la que se relacionan con Dios.
"¿Cómo acogemos la ternura de Dios? ¿Me dejo alcanzar por él, me dejo abrazar por él, o le impido que se acerque? 'Pero si yo busco al Señor' -podríamos responder-. Sin embargo, lo más importante no es buscarlo, sino dejar que sea él quien me encuentre y me acaricie con cariño", apuntó.
Tras la celebración eucarística, Bergoglio portó entre sus brazos una imagen del Niño Jesús y lo llevó en procesión hasta el Nacimiento, instalado en la Basílica Vaticana.
Francisco volverá a asomarse mañana al balcón de San Pedro para leer su mensaje de Navidad e impartir la bendición "Urbi et Orbi".
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