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Los charlatanes de la “Descodificación Biológica de las Enfermedades” y la “Nueva Medicina”
28 octubre, 2010
¿Qué
me diría usted si le aseguro que la tendinitis que atenaza su hombro no
es consecuencia de aquella caída en moto, sino de un sentimiento de
culpabilidad por no considerarse una buena pareja? ¿Y si le aseguro que
su cáncer de estómago proviene en realidad de un desengaño amoroso que
no pudo digerir?A pesar de su primera impresión, no he fumado algo inconveniente. Muy al contrario, estos diagnósticos se los ofrezco aplicando la terapia alternativa conocida como “Descodificación biológica de las enfermedades”. Ahí es nada.
Esta rimbombante denominación constituye la primera característica presente en cualquier pseudociencia: utilizar nombres cargados de connotaciones técnicas, aunque carezcan de sentido. Lo que se oculta debajo es una forma muy curiosa de entender las enfermedades: toda alteración de la salud consiste en una reacción de defensa del cerebro ante un conflicto psicológico.
Otro ejemplo, ofrecido por alguna academia que forma “descodificólogos” es cuando un bebé es separado de su madre tras el parto y por el estrés desarrolla un eczema. Esa persona, cuando sea mayor y sufra una situación de separación (por ejemplo de su pareja), revivirá inconscientemente el momento en que le alejaron de su madre y muy probablemente sufrirá otro brote de eczema. Huelga decir que prácticamente ningún lector podrá asegurar que no sufrió ningún eczema cuando apenas contaba con unos minutos de vida extrauterina, pero sin embargo, a muchos les alcanzará cierto tufillo psicoanalista.
Pseudociencia ejemplar
Como buena pseudociencia, también cumple con una segunda premisa básica: poder utilizar ejemplos reales para generalizar e intentar validar la terapia. Efectivamente, sabemos que las situaciones de estrés, y otros desórdenes psíquicos pueden somatizar en síntomas físicos palpables. La relación entre factores psicológicos y la piel o las mucosas está ampliamente documentada en la literatura científica. Además de otros componentes como la posible predisposición genética, el agravamiento de los síntomas de la psoriasis o del colon irritable parecen estar fuertemente relacionados con el aumento de los niveles de psicopatología en respuesta a eventos estresantes. Todavía no sabemos cuáles son los mecanismos mediante los que un desorden psicológico puede producir o potenciar un síntoma físico; hemos detectado una posible relación, pero no conocemos la causa.
La tercera característica definitoria de estas terapias: utilizar los huecos que existen en el conocimiento científico para meter la cuña de la explicación irracional. La Descodificación biológica de enfermedades la cumple con creces.
De esta forma, el tinglado queda perfectamente montado: como parece existir un componente psicológico en algunas patologías, como a la mayor parte de la población le “suena” eso del complejo de Edipo, y como nadie puede explicar ni una cosa ni la otra, nos montamos una teoría consistente en que todas las enfermedades son una respuesta psicológica a un trastorno emotivo del pasado, con un par!
Pues va a ser que no. Vale que una psoriasis puede suavizarse (que no curarse) con tratamiento psicológico y que el estrés puede producir dolor de estómago, pero de ahí a decir que la tuberculosis se origina por un deseo insatisfecho de escupirle a tu padre, va un trecho.
Psicogenealogía o el “maldito abuelo”
En este punto tenemos ya barbaridades suficientes como para saturar cualquier mente racional, pero la historia va un poco más allá: ¿y si el origen de su hepatitis no fuera un desliz amoroso de juventud? ¿Y si la culpa, realmente, la tuvo su abuelo por ser infiel y arrastrar un sentimiento de culpabilidad que transmitió a sus descendientes masculinos?. Esta interesante idea no puede quedarse sin nombre rimbombante, y los charlatanes le ha puesto uno: Psicogenealogía. De esta forma, la descodificación biológica de enfermedades debe atender a todo el árbol genealógico para encontrar la maldita causa psicológica del dolor de hombro, sea en nuestra infancia en la de nuestros tatarabuelos.
Aquí el despropósito alcanza ya cotas inexpugnables. Si bien es cierto, como ocurría antes, que nadie puede negar la influencia familiar en nuestra personalidad y comportamiento adulto, afirmar que un trauma ancestral origine un conflicto psicológico hereditario que acabe produciendo una cardiopatía es mucho decir.
No obstante, si prefiere usted optar por lo fácil, ya sabe: nada de antibióticos para esa infección. Acuda a un descodificólogo psicogenealogista para desconectar de aquella caída que tuvo su abuela de niña en el estercolero.
Ryke Geerd Hamer y la Nueva Medicina Germánica
Lejos de mi intención utilizar un argumento ad hominem, pero también sería injusto no preguntarse de donde viene esta descabellada teoría de la descodificación biológica de enfermedades. Pues bien, como se jactan sus seguidores, toda la disciplina se desprende de los postulados de la «Nueva Medicina Germánica» del Dr. R.G. Hamer. La NMG de Hamer viene a decir lo que ya hemos explicado: las enfermedades son producto de un “conflicto biológico” originado por un acontecimiento traumático.
Ryke Geerd Hamer estudió medicina y teología, siguiendo una carrera sin relevancia hasta que en 1978 un trágico accidenta acabara con la vida de su hijo de 19 años. Meses después, el propio Hamer se autodiagnosticó un cáncer de testículos, y poco después su esposa sufrió un cáncer de pecho. Hamer pensó que estos acontecimientos estaban relacionados, desarrollando su “teoría” del origen psicológico-traumático de la enfermedad o DHS (Síndrome Dirk Hamer, por su hijo fallecido). A partir del DHS construyó una paranoica historia en la que el síndrome se instala en el cerebro y provoca como reacción un cáncer o “enfermedad relacionada con el cáncer” de diferente naturaleza según la localización del DHS en el cerebro. El afectado pasaría primero por la etapa de “enfermedad fría”, caracterizada por la hipotermia y a continuación por la etapa de “enfermedad caliente”, donde el aumento de temperatura y la fiebre significan que el organismo está curando los daños causados por el síndrome.
Según esta visión, la enfermedad no representa el problema en sí; más bien al contrario, es una estrategia del cerebro para sanar del DHS, utilizando a los microbios como benefactores instrumentos en su lucha contra el mal. Siguiendo el razonamiento, Hamer y sus seguidores afirman que no hay que tratar las enfermedades, dado que son procesos saludables, sino el origen del DHS. Por ello, según la disparatada teoría de la NMG, el fallecimiento de tantos enfermos de cáncer y otras patologías se debe a los medicamentos empleados por la medicina oficial, que deben ser evitados a toda costa.
No existe una sola investigación que avale tamaño despropósito, y la comunidad científica desestima completamente las tesis de Hamer y sus seguidores. Ahora bien, la paranoica cosmovisión del médico y teólogo alemán atribuye tal oposición a una conspiración sionista internacional, dirigida por el Papa (sí, sí, el Papa de Roma), que ha conseguido asesinar a millones de personas con quimio y radioterapia. Los judíos pretenden eliminar así al resto de la Humanidad, aplicando la medicina convencional en el extranjero mientras dispensan “Nueva Medicina” en los hospitales de Israel.
Pasto de new age y neonazis
La curiosa mezcla de superstición, fantasía, espiritualidad y antisemitismo de esta doctrina es causa de que haya encontrado seguidores en colectivos muy dispares. Desde grupos neonazis que entonan con la conspiranoia de dominación judeo-masónica mundial, hasta partidarios de medicinas naturales a los que les agrada el concepto de la sabiduría del cuerpo organizando su proceso curativo, pasando por los negacionistas del SIDA, que comparten la no participación del virus en su enfermedad inexistente.
Las revistas con mayor impacto en las que se habla de Hamer son, como es de esperar, las publicaciones esotéricas y paranormales, que le suelen citar como un gran visionario incomprendido y perseguido por el gobierno mundial/nuevo orden/directivos farmacéuticos/conspiración illuminati (táchese lo que no proceda).
No tengo dudas en que los “terapeutas” que practican estas alucinaciones esotéricas argumentarán que el proceso contra Hamer y la NMG no es más que un ataque a la libertad de expresión y un atentado de los poderes oficiales manejados por malvadas farmacéuticas a las que sólo les interesa inventar enfermedades para vender sus caras medicinas. Pues a todos ellos tengo que decirles que no es así. Muy al contrario, toda la persecución está orquestada por una raza de lagartos extraterrestres que han elegido al pueblo de Israel como único merecedor de la continuidad sobre la Tierra, y buscan nuestra extinción mediante fármacos y cerveza (otro día hablaré sobre la conspiración de la cerveza, que esto me está quedando ya muy largo).
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