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*Todos los martes a las 22, el país se paralizaba hace más de 30 años para seguir la historia de amor ideada por Alberto Migré entre Rolando Rivas y Mónica Helguera Paz.
*La mezcla de personajes cotidianos con temas de actualidad y participaciones especiales de los actores del momento, hicieron de la telenovela un producto único en los '70.
*minutouno.com te invita a recordar este fenómeno televisivo de la mano de los especialistas en el género.
Cuenta
la leyenda que una noche de diciembre de 1972 las calles de la ciudad
se convirtieron en un desierto. Miles de familias enteras se congregaron
en sus hogares frente al televisor. Había mucha ansiedad y nervios en
el ambiente. ¿Acaso la selección nacional jugaba en la final de la Copa
del Mundo? Frío, frío, se trataba del último capítulo de la primera
temporada “Rolando Rivas, Taxista”, uno de los sucesos televisivos más grandes de la historia argentina, que se emitió ese año y el siguiente.
La telenovela, escrita por el reconocido Alberto Migré, fue el éxito de los años 70. Una vez más se repetía la trillada pero no por eso poco efectiva fórmula de la chica adinerada y el muchacho de barrio -o viceversa- que se enamoraban perdidamente y defendían su amor contra viento y marea.
El era Rolando Rivas (Claudio García Satur), un porteño del barrio de Boedo, de humilde corazón y sostén de su familia gracias a su querido taxi. Ella era Mónica Helguera Paz (Soledad Silveyra), una sofisticada señorita dueña de una gran fortuna pero inmensamente desdichada.
Como todo precursor, cuando Migré contó a los directivos de distintos canales de TV la idea de filmar la mayor parte de las escenas arriba de un taxi, lo trataron de loco. Pero el escritor defendió su historia y a comienzos del ’72 la telenovela se empezó a emitir en Canal 13 todos los martes a las 22, horario insólito para ese momento. “En esa época, hacer exteriores arriba de un auto era todo un tema”, comentó a minutouno.com su colega y amiga íntima María de las Mercedes Hernando.
La trascendencia que adquirió el producto también se basa en los altos niveles de audiencia logrados, teniendo en cuenta el género de la historia y la época de emisión en la que todavía no existía la guerra descarnada por el rating. Hernando contó que, como no estaban convencidos de la idea, los jefes del canal le habían advertido a Migré que si no alcanzaba un determinado nivel de rating, levantaban la telenovela. “Pero llegó a medir 60 puntos”, destacó la especialista en el género.
Costumbres argentinas y actualidad
La historia que paralizaba al país y que también fue llevada al cine, en cada capítulo obtenía una audiencia masiva debido a la cotidianeidad de los personajes. La trama se desarrollaba con un lenguaje coloquial en ámbitos barriales reconocibles que marcaron un giro en el formato de las telenovelas. Era el inicio de una receta mágica y perfecta.
Para Jorge Lafauci, el programa tuvo éxito porque representaba el barrio de ese momento. Las novelas de hoy como “Son de Fierro”, según el periodista de espectáculos, reflejan un tipo de barrio que ya no existe más ya que ahora hay mucha inseguridad.
También estaban presentes ciertos datos de la realidad social y política del momento que se asomaban a la ficción. Hernando destacó la audacia de Migré para contar la historia. “Era un autor que se la jugaba, de hecho, uno de los hermanos de Rolando era un desaparecido”, dijo la actual coautora de la “La ley del amor”.
Por su parte, el jurado de “Bailando por un sueño” puntualizó en que la trama reflejaba cosas de realidad como la vida de una militante, papel que era representada por Leonor Benedetto que hacía de cuñada de Rivas y esposa de su hermano desaparecido.
La conquista del público masculino
Hasta ese entonces, se consideraba a las amas de casa como las seguidoras principales de las historias de amor en televisión. Precisamente por eso, otro de los méritos que tuvo “Rolando Rivas” fue desterrar para siempre aquello de que las telenovelas eran un género exclusivo de las mujeres.
Así como Lafauci señaló que “la veían todos los hombres y que los más chicos también eran seguidores del ciclo”, Hernando destacó el hecho de que era vista por los verdaderos taxistas ya que se identificaban con la historia. “Hasta que punto habrá llegado el fenómeno que el año pasado en el entierro de Alberto en Chacarita, una flota de taxis se presentó para despedirlo. Fue muy emocionante”, finalizó la amiga del guionista.
La telenovela, escrita por el reconocido Alberto Migré, fue el éxito de los años 70. Una vez más se repetía la trillada pero no por eso poco efectiva fórmula de la chica adinerada y el muchacho de barrio -o viceversa- que se enamoraban perdidamente y defendían su amor contra viento y marea.
Canal 13 echaba a "girar" el taxi que sería testigo del amor entre Rolando y Mónica todos los martes a las 22.
El era Rolando Rivas (Claudio García Satur), un porteño del barrio de Boedo, de humilde corazón y sostén de su familia gracias a su querido taxi. Ella era Mónica Helguera Paz (Soledad Silveyra), una sofisticada señorita dueña de una gran fortuna pero inmensamente desdichada.
Como todo precursor, cuando Migré contó a los directivos de distintos canales de TV la idea de filmar la mayor parte de las escenas arriba de un taxi, lo trataron de loco. Pero el escritor defendió su historia y a comienzos del ’72 la telenovela se empezó a emitir en Canal 13 todos los martes a las 22, horario insólito para ese momento. “En esa época, hacer exteriores arriba de un auto era todo un tema”, comentó a minutouno.com su colega y amiga íntima María de las Mercedes Hernando.
La trascendencia que adquirió el producto también se basa en los altos niveles de audiencia logrados, teniendo en cuenta el género de la historia y la época de emisión en la que todavía no existía la guerra descarnada por el rating. Hernando contó que, como no estaban convencidos de la idea, los jefes del canal le habían advertido a Migré que si no alcanzaba un determinado nivel de rating, levantaban la telenovela. “Pero llegó a medir 60 puntos”, destacó la especialista en el género.
Costumbres argentinas y actualidad
La historia que paralizaba al país y que también fue llevada al cine, en cada capítulo obtenía una audiencia masiva debido a la cotidianeidad de los personajes. La trama se desarrollaba con un lenguaje coloquial en ámbitos barriales reconocibles que marcaron un giro en el formato de las telenovelas. Era el inicio de una receta mágica y perfecta.
A
diferencia de las telenovelas actuales, escritas en equipo, "Rolando
Rivas" fue íntegramente pensada y guionada por Migré.
Para Jorge Lafauci, el programa tuvo éxito porque representaba el barrio de ese momento. Las novelas de hoy como “Son de Fierro”, según el periodista de espectáculos, reflejan un tipo de barrio que ya no existe más ya que ahora hay mucha inseguridad.
También estaban presentes ciertos datos de la realidad social y política del momento que se asomaban a la ficción. Hernando destacó la audacia de Migré para contar la historia. “Era un autor que se la jugaba, de hecho, uno de los hermanos de Rolando era un desaparecido”, dijo la actual coautora de la “La ley del amor”.
Por su parte, el jurado de “Bailando por un sueño” puntualizó en que la trama reflejaba cosas de realidad como la vida de una militante, papel que era representada por Leonor Benedetto que hacía de cuñada de Rivas y esposa de su hermano desaparecido.
La conquista del público masculino
Hasta ese entonces, se consideraba a las amas de casa como las seguidoras principales de las historias de amor en televisión. Precisamente por eso, otro de los méritos que tuvo “Rolando Rivas” fue desterrar para siempre aquello de que las telenovelas eran un género exclusivo de las mujeres.
Así como Lafauci señaló que “la veían todos los hombres y que los más chicos también eran seguidores del ciclo”, Hernando destacó el hecho de que era vista por los verdaderos taxistas ya que se identificaban con la historia. “Hasta que punto habrá llegado el fenómeno que el año pasado en el entierro de Alberto en Chacarita, una flota de taxis se presentó para despedirlo. Fue muy emocionante”, finalizó la amiga del guionista.
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