En mi lugar de trabajo, tengo varias obras plásticas. Dos de
ellas son imágenes de Henri de Toulouse-Lautrec. Una ilustra un
almohadon que compré en una feria de mi barrio, Palermo, ejecutado por una joven
artista. No es acostumbrado recurrir a Toulouse-Lautrec para nutrirse de temas, con lo que la
propuesta suma una originalidad inesperada.
La imagen es similar a esta que nos acompaña
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