Clarín
Nuevas maneras de filmar que dividen aguas entre directores
Mientras unos aún apuestan al celuloide, otros se vuelcan a lo digital por calidad y costos.
El secreto de sus ojos (2009), megaéxito
de Juan José Campanella, se filmó en digital. El realizador y su
director de fotografía, Félix Monti, tuvieron que ingeniárselas para
hacer milagros con una cámara digital que aún no ofrecía las
posibilidades actuales. Para la famosa y compleja escena de la cancha de
Huracán, cuyos primeros minutos se filmaron desde un helicóptero,
decidieron –por las dudas– alquilar una cámara con película de 35
milímetros. Pero al final no la necesitaron, lo que marcó, hace cinco
años, que en digital ya se podía hacer de todo.
La tecnología está cambiando no sólo las salas de cine, sino también la forma en que se hacen las películas. “El negativo de celuloide es muy caro. Y el digital abarata mucho los costos. Por eso ahora para muchas escenas que antes se hacían con una sola cámara –lo que obligaba a filmar más fragmentado, con cortes entre una escena y otra– se usan dos. Y a veces se graba la escena completa”, cuenta Alberto Lecchi, que arrancó a trabajar como asistente a fines de los ‘70 y luego (a partir de Perdido por perdido, de 1993, la película que redescubrió a Ricardo Darín en el cine) comenzó a dirigir sus propios proyectos. Sus dos últimos filmes – El frasco (2008) y Sola contigo (2013)– los hizo en digital.
Los cambios también amenazan con jubilar a elementos muy apegados al cine, como la claqueta o pizarra, esas dos maderitas unidas por una bisagra que sirven para marcar qué escena se está realizando. Hoy la filmación en digital permite, con una marca sobre la imagen (“pietaje”, en la jerga), identificar cada plano sin necesidad de poner un cartel delante de la cámara. “Igual yo sigo usando la pizarra, porque el encanto de escuchar el ‘clack’ es irremplazable”, opina Lecchi.
De todos modos, el director de Nueces para el amor también encuentra algunas ventajas en el digital: “Ofrece posibilidades como filmar de noche en exteriores con menos luz”. Además, como las cámaras son más livianas permiten más libertad de movimiento.
El documental Side by Side (2012), que se puede ver en YouTube, mostró cómo la irrupción de lo digital está cambiando a Hollywood. Con la conducción de Keanu Reeves, entrevistó a varios de los directores más reconocidos del momento (James Cameron, David Lynch, David Fincher, los hermanos Wachowski) y encontró opiniones para todos los gustos: desde los fundamentalistas de las nuevas tecnologías, como George Lucas (“El filme es un invento del siglo pasado. Estamos en la parte superior del proceso fotoquímico. Esto es lo más lejos que se puede ir”, dice el creador de La guerra de las galaxias), hasta quienes se niegas a abandonar el celuloide, como Christopher Nolan, director de la trilogía de Batman. De todos modos, como dice Lecchi, “hay que contar historias, y el soporte no debería importar”.
La tecnología está cambiando no sólo las salas de cine, sino también la forma en que se hacen las películas. “El negativo de celuloide es muy caro. Y el digital abarata mucho los costos. Por eso ahora para muchas escenas que antes se hacían con una sola cámara –lo que obligaba a filmar más fragmentado, con cortes entre una escena y otra– se usan dos. Y a veces se graba la escena completa”, cuenta Alberto Lecchi, que arrancó a trabajar como asistente a fines de los ‘70 y luego (a partir de Perdido por perdido, de 1993, la película que redescubrió a Ricardo Darín en el cine) comenzó a dirigir sus propios proyectos. Sus dos últimos filmes – El frasco (2008) y Sola contigo (2013)– los hizo en digital.
Los cambios también amenazan con jubilar a elementos muy apegados al cine, como la claqueta o pizarra, esas dos maderitas unidas por una bisagra que sirven para marcar qué escena se está realizando. Hoy la filmación en digital permite, con una marca sobre la imagen (“pietaje”, en la jerga), identificar cada plano sin necesidad de poner un cartel delante de la cámara. “Igual yo sigo usando la pizarra, porque el encanto de escuchar el ‘clack’ es irremplazable”, opina Lecchi.
De todos modos, el director de Nueces para el amor también encuentra algunas ventajas en el digital: “Ofrece posibilidades como filmar de noche en exteriores con menos luz”. Además, como las cámaras son más livianas permiten más libertad de movimiento.
El documental Side by Side (2012), que se puede ver en YouTube, mostró cómo la irrupción de lo digital está cambiando a Hollywood. Con la conducción de Keanu Reeves, entrevistó a varios de los directores más reconocidos del momento (James Cameron, David Lynch, David Fincher, los hermanos Wachowski) y encontró opiniones para todos los gustos: desde los fundamentalistas de las nuevas tecnologías, como George Lucas (“El filme es un invento del siglo pasado. Estamos en la parte superior del proceso fotoquímico. Esto es lo más lejos que se puede ir”, dice el creador de La guerra de las galaxias), hasta quienes se niegas a abandonar el celuloide, como Christopher Nolan, director de la trilogía de Batman. De todos modos, como dice Lecchi, “hay que contar historias, y el soporte no debería importar”.
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