Página 12
VALE DECIR
NO INCLUYE MÁQUINA DE ESCRIBIR
Gracias
al esfuerzo periodístico de la —siempre iluminada— web norteamericana
Flavorwire, la fantasía de ciertos aficionados literarios puede, hoy
día, hacerse realidad. Ocurre que, adentrándose en las bondades del real
estate, el medio ha descubierto que una nutrida cantidad de casas
vinculadas con autores legendarios está a la venta. Aunque, como era de
suponer, cuestan una pequeña fortuna...
Ninguna crónica marciana: tradicional y de 1937 con tres
habitaciones y tres baños, garaje, jardín de 800 m2, sótano y fachada en
pituco look amarillo, 1,5 millón de dólares sale adquirir el hogar
donde Ray Bradbury pasó cinco décadas en el barrio Cheviot Hills, de Los
Angeles. Menos que los 3,9 millones que habrá de desembolsar quien
quiera seguir los pasos de Norman Mailer y hacerse de la construcción
playera de Provincetown, Massachusetts, donde el escritor boxeó, jugó al
poker y, por supuesto, pergeñó grandes piezas. De estar ajustada la
billetera, sin embargo, existe la opción de vivir en una de las casas
góticas de fines de 1800 donde residió Ernest Hemingway de pequeño por
el vuelto de 800 mil billetes. O, más económico aún, pagar los 135 mil
dólares por los que se ha tasado el hogar de niñez de la poeta Elizabeth
Bishop, en The Great Village, Nova Scotia.Otras propiedades a considerar: el castillo de Drácula que habría inspirado a Bram Stoker –aunque estimado en 135 millones, no tiene baños–; o la opulenta mansión de Montecito, California, donde se filmó Scarface y donde –hete aquí el subrayado– vivió Thomas Mann, recibiendo invitados de la talla de Winston Churchill y Albert Einstein. Un sueño tropical que, además de darle techo a Tony Montana, auspicia un futuro lujoso y letrado para el próximo propietario que abone los 35 millones solicitados.
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