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El río Jesús María tiene en vilo a dos barrios y a otros sectores
En Quintas de Santa Elena, cuatro viviendas corren riesgo de derrumbarse porque la crecida corrió la línea de la ribera.
Por Corresponsalía
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Jesús María.
Los casi 300 milímetros que cayeron en la parte alta de la cuenca del
río Jesús María el último domingo, más las 21 horas consecutivas de
creciente que afectó a las trazas urbanas por donde pasa ese curso de
agua, están generando zozobra en familias de los barrios Quintas de
Santa Elena y Agua Mansa, ya que la ribera del río llegó a las puertas
de sus viviendas.
De hecho, cuatro familias de Quinta de Santa Elena tuvieron que ser
evacuadas porque sus viviendas corren serio peligro de desmoronarse. El agua llegó hasta las fundaciones y, en algunos casos, se supone que será imposible revertir el proceso de erosión y consolidar una nueva ribera. Dicho de otro modo, podrían perder irremediablemente sus casas.
En la zona conocida como La Cotita, sobre la margen norte del río y pegado a Sinsacate, el agua ya derribó una vivienda y dos galpones y otra casa se salvó porque sus propietarios decidieron improvisar una suerte de muralla con cubiertas usadas, atadas con alambres entre sí, y material pesado como escombros y bolsas de arena.
Pero esa misma propiedad es testigo de cómo el río se comió cerca de tres hectáreas en lo que va de esta década.
Otro tanto ocurre con barrio Agua Mansa, que está pegado a la estancia del mismo nombre y que ocupan mayoritariamente familias vinculadas a Gendarmería Nacional.
Allí, el agua se “comió” unos 60 metros de la estancia y avanzó en una curva y se puso peligrosamente cerca de una línea de viviendas.
En ese sector, los vecinos y efectivos del municipio y de Gendarmería improvisaron unos murallones con bolsas rellenas de arena, además de arrojar otros materiales que permitan contener el avance del agua durante las crecientes.
Además, se registraron importantes desplazamientos de ribera frente a los barrios La Costanera, Vertientes, Alto los Dos Molinos, Los Nogales, y Barrancas, entre otros, que aunque no figuran entre las urgencias a resolver necesitarán una respuesta cuando el agua les permita reanudar los trabajos de protección de márgenes.
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