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sábado, 24 de mayo de 2014

Eduardo De la Puente:No escribo por oficio, escribo por placer

de
Veintitres

Eduardo De la Puente, periodista

“No escribo por oficio, escribo por placer”

Por Florencia Guerrero

Es un histórico de la Rock and Pop. Acaba de publicar su octavo libro. Cómo logró manejar la fama y cómo hizo para escaparle  a una profunda depresión. Miedos y medios. 
Foto: Pablo Stubrin
Escribir es como jugar a la Play”, sentencia seriamente Eduardo De la Puente. El histórico periodista de Rock&Pop –que conduce No vuelvas junto a Juan Di Natale– este mes presentó en la Feria del Libro La última tentación del rey Zumbabwe Ambaata, su última novela. “Las presentaciones de los libros me parecen raras, no las entiendo muy bien. Me gusta más firmar ejemplares porque ahí, con el culo en la silla, me encuentro con la gente que me lee, ahí veo cómo está compuesto el zoológico de acuerdo con el avance de los años. Se reúne gente muy rara ahí”.

–Muchos escritores sufren ese contacto con los lectores.
–Sí, puede tener que ver con que la de escritor es una faceta mía. Por mi trabajo en los medios ya tengo un contacto con la gente, tengo oficio en eso, así que no me resulta tan incómodo. No soy como el escritor típico acostumbrado al ostracismo. Después de ocho libros, y sólo tres que valen la pena, que la gente me lea es elogioso.

–Si sólo tres valen la pena, ¿los otros fueron para tomar carrera?

–Es una manera de ser irónico. Los últimos tres libros valen porque no tuvieron otro uso que el de publicarse en formato de libro. En el caso de Los cuentos del Osito Mimosito, por ejemplo, eran recopilaciones de guiones. Cuando hice Por qué tardé tanto en casarme, Sudamericana me ofreció un contrato de tres libros en cinco años, y les dije que yo no podía aceptar eso. No escribo por oficio, escribo por placer. Así que terminamos negociando de palabra que si yo tenía material para otro libro, se los ofrecía a ellos.

–¿Acordaste “de palabra” con una multinacional?

–(Risas) Dudaron, la palabra no es de uso habitual, menos cuando intermedian abogados, pero yo tengo respeto por mi palabra. No sé cuánto tiempo pasó, pero cuando tuve este material fui a decirles y les gustó.

–Conductor de radio y televisión, músico. ¿Qué encontrás en la escritura?

–Cuando me siento a escribir no espero nada más que divertirme. Escribir es una cuestión lúdica, entonces lo hago cuando quiero.

–¿Y el esfuerzo de investigación?

–Ese trabajo lo hicieron de manera excelente mi hijo y mi mujer. Sinceramente yo no tenía idea de para dónde me iba a llevar el libro, tenía algunos puntitos anotados pero nada más. Lo mío es el absurdo, los datos que nombro son ciertos pero los buscó mi familia.

–Un libro en el que integrantes de tribus africanas se llaman a sí mismos “negros de mierda” es por lo menos polémico.

–Me gusta ser políticamente incorrecto, me rompe las bolas estar viviendo en un país lleno de abogados que no te dejan hacer humor como el de South Park, porque se supone que ofendés a mucha gente, pero en ningún momento pensé en ofender a alguien. El humor está muy condicionado, el absurdo es la salida.

–¿Leés mucho?

–Yo aprendí a leer a los 3 años y a los 4 ya escribía. A mi hijo le pasó lo mismo. Ahora no leo tanto como me gustaría por cuestiones de tiempo, cuando puedo me gusta la ficción ágil, pero no tengo un escritor del que soy fan.

–¿Te sirvió la precocidad de la palabra?

–En tercer año escribía para mí y para mis compañeros, con eso me ganaba el sándwich en los recreos. También sirvió cuando quise ganar chicas, en la escuela mis cartas de amor rompían corazones.

–En el libro se lee la frase “Definitivamente, vivir valía la pena”. ¿Es así?

–En lo personal he vivido cosas muy complejas. Desde el éxito más loco hasta la depresión más profunda en la que me salvó mi hijo. Si tuviera que formula esa frase te diría: “En gran parte, vivir es una mierda, pero vale la pena”

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