Las estrategias de los más jóvenes para escapar a la mirada adulta

En busca de privacidad, los chicos cambian Facebook por Instagram

La principal red social atraviesa a todas las generaciones y los mayores, por seguridad, quieren controlar.  Entonces ellos migran a otros sitios. Para los padres, una solución es acordar la configuración del perfil y el uso.

En busca de privacidad, los chicos cambian Facebook por Instagram
Si tu papá comenta todos tus estados con mayúsculas o si tu mamá no entiende los chistes, este artículo es para vos. Pero si sos uno de esos padres, también deberías leer. Los adolescentes no abandonan Facebook, pero en el último año decidieron publicar videos, fotos y pensamientos en otras redes sociales. Entre otros factores, el fenómeno responde a la aparición de los padres en la red de los likes y la participación de los teléfonos celulares en sus rutinas.
Son los nacidos a finales de la década del '80 y durante los '90. La generación que sociólogos y periodistas comenzaron a denominar "Millennials". Son, también, quienes llenan de contenido las redes sociales y se valen de memes y otras imágenes para comunicar lo que sienten. Pero Facebook les queda viejo y, si bien no lo abandonan, hace un año que se van con sus inspiraciones a otra parte. La página más elegida es Instagram.
Un estudio de la consultora eMarketer advirtió que Instagram superará este año a Twitter en tráfico móvil, al menos, en Estados Unidos. Pero la tendencia se repite en el mundo entero.
Piper Jaffray, otra consultora, coincide: luego de entrevistar a 7500 adolescentes con una media de edad de 16,4 años concluyó en que la red social más importante para los adolescentes no es Facebook, tampoco Twitter, sino la más joven de ellas: Instagram.
Por detrás, la preferida de los adolescentes sigue siendo Facebook, seguida por estrecho margen de Twitter. Completan el ranking de redes sociales favoritas de los adolescentes Google+, Tumblr y Pinterest.
En la edición 2013 del mismo informe, Twitter se coronaba "reina" de las redes sociales entre los más jóvenes, mientras que Facebook e Instagram ocupaban prácticamente empatadas la segunda y la tercera plaza en forma respectiva.
UNA SELFIE DE LA ARGENTINA. El blog oficial de la comunidad Instagram en Argentina aduce que durante 2013 la red de la camarita superó a Twitter en cantidad promedio de usuarios por mes que utilizaron la aplicación desde sus smartphones. Pero si se mide el crecimiento de ese mismo parámetro entre 2012 y 2013, el incremento fue nada menos que del 66 por ciento.
"Instagram ya tenía el récord de crecimiento de una red social, al conseguir 100 millones de usuarios en menos de dos años de vida, cuando Facebook tardó 4, Twitter 5 y Linkedin 8", agregaron.
El incremento se sostiene en dos pilares. Uno reciente: la masividad que alcanzaron los teléfonos celulares y uno muy clásico: la vergüenza que a veces generan los padres. Actualmente en Argentina, el 74% de los usuarios de Internet se conecta a la Web desde el celular, sobre todo, smartphones: las últimas cifras indican que el 78% de los celulares vendidos en el país a lo largo del año, fueron inteligentes. Los datos son de MovilGate, una empresa argentina líder en Latinoamérica en desarrollo de soluciones móviles.
"Los contenidos que guardo o no público no es por mis padres, es porque no quiero, pero sí le pasa a algunos amigos que les da vergüenza que sus padres sepan de novias y otras cosas." Pablo Escauriaza tiene 19 años, estudia comunicación audiovisual y hace 39 semanas colgó su primera foto en Instagram. A partir de ese día, su participación en Facebook mermó. Lo mismo le pasó a Belén Presedo, una joven de 20 años que estudia Recursos Humanos y abrió su cuenta de Instagram en febrero pasado.
"Mi participación en Facebook bajó hace un tiempo, cuando empezó a aparecer Twitter", contó la chica y aseguró que hoy usa Instagram por delante de las otras redes sociales.
Carlos Rivero es head of digital, una suerte de líder en marketing digital, y afirmó a Tiempo que "la mayoría de los jóvenes ven a Facebook como la red social de los padres o de los viejos. Se está invirtiendo el target que tenía, al punto que antes eran muchos chicos y ahora es la gente mayor la que más participa." "Los chicos de hoy en día son muy digitales y sociales y Facebook no está dando la talla en ese sentido sobre lo que necesitan porque lo que buscan es privacidad", analizó.
Rivero reconoció que "a nivel publicitario, Facebook sigue siendo el rey y en Argentina Twitter se está reanimando", y entiende que los responsables de la red creada por Mark Zuckerberg son conscientes de su envejecimiento pero no les preocupa.
"Entienden lo que está pasando pero desde que salieron a la bolsa el foco de ellos es el dinero, la publicidad, entonces les interesa masificar la red social pero no mucho más que eso. Perdieron un poco de interés en el negocio y se centraron en el area mobile", sintetizó y agregó una variable de peso que todavía ralentiza un poco el desarrollo de Instagram en Argentina: las clases sociales, porque entiende que "Facebook es una red social que conocen y es amigable con cualquier computadora, mucho más que con los dispositivos móviles." Y concluyó: "En Facebook no es sencillo llegar a una buena configuración de privacidad. Lo hacen muy tedioso y los jóvenes necesitan cosas más rápidas. Las nuevas páginas te dan seguridad, rapidez y mensajes que a los cinco segundos se destruyen (sic)."
Pero todavía no hablaron los padres, los convidados de piedra (digitales) de esta historia. Juan Pablo, escritor de 44 años, llegó a un acuerdo con su hija Micaela, de 18. "Cuando la controlé se enojó y tuvimos que dialogarlo. El acuerdo de no seguirnos fue tácito pero lo negocié porque me aceptó configurar su muro en forma privada, no abierto a cualquiera." El hombre también reveló: "sé que abrió cuentas en otras redes sociales y no la persigo pero debo decir que alguna cosa vi en Ask.fm y tuvimos que volver a charlar sobre el asunto".
Soledad, de 39 años y su hija Manuela, de 12, sí se siguen. La mamá prometió no revisarle nada pero, a cambio, la obligó a que la joven le revele sus contraseñas. Estableció así, una suerte de panóptico que a ella le garantiza seguridad y a la nena, no pasar vergüenza. «